lunes, 1 de febrero de 2010

Escala Fahrenheit de leucocitos

Jared Joslin




Escala Fahrenheit de leucocitos


Yo pensé que tus versos
serían luz en mis ojos,
evangelios apócrifos,
desangrados proverbios,
salmos blasfemos





Helene Knoop





que erizarían mi
piel a la temperatura
en que arde la sangre:
escala Fahrenheit de leucocitos.

Pensé que los bomberos de Bradbury
no acertarían a sofocar
tamaño incendio.





Toby Boothman






Y así se realizaron mis deseos,
cual Sémele indefensa
me quemaste,
terrible error, no fui
capaz de prever las consecuencias,

no supe entretejerme
en el tejido de las llamas y
resultó enfermedad mortal
en la unidad de quemados de las almas.




Arturo Rivera





Y ahora mi abrasado corazón,
en carne viva, grita
que las llagas de la piel
sólo son pétalos,
al lado del terrible dolor
que significa que no
supieras alumbrar ningún Dioniso.





Jason Shawn Alexander






Así pues,
sauce llorón, estúpido semiólogo,
saltador de conventos en hogueras
de inocentes condenados,
Torquemada envidioso de almas puras,
espera tu castigo en el Infierno,
recuerda la pena
impuesta a encadenado
Prometeo:




Peter van Oostzanen





hay fuegos que no se deben robar,
algún águila vendrá cada noche
a recordártelo.





Monika Helgesen





Firmado por : Elena Pascual





45 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué poema más valiente.
Aun así, hay fuegos en los que uno debe abrasarse.
Besos.

REBELDE dijo...

Intensas imagens e fortes palavras só podiam ser tuas Beijo!Rebelde!

Amando Carabias dijo...

A veces las expectativas que nos creamos de una persona nos defraudan, pero a ti te quedan los versos y las imágenes para exorcizar el dolor de quien no te sirvió como una diosa, ni hizo que ardiera tu corazón, y te hizo descender al infiermo... Pero llegó su hora...

Magnífico poema y HERMOSÍSIMO POST.

calamanda dijo...

Bonitos versos.
Y después de las llamas...buscar
siempre la vida, la luz, la palabra...

Preciosa obra de Peter van Oostzanen.

Saludos.

Silvina Duprat dijo...

Qué hermoso!!!! Bello hasta el delirio!!!Qué sensualidad!!!Magnífico!!! Besos!!!

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Elena, Φίλη Ἑλένη, Querida Elena,

Me dispuse yo a reclamarte un poema hace unas horas y no pasaron más que minutos, cuando ya estaba tu nuevo poema al alcance todos nosotros. Una lectura rápida me trae a la mente a Zeus aproximándose a Sémele con todos sus atributos, por la trampa que la celosa Hera le tendió a Sémele, con el trueno y el rayo, al fruto de esa relación, a Dioniso tras su gestación en el lugar menos apropiado; a Prometeo que robó el fuego a los dioses, a la condena de Prometeo, al águila, el ave de Zeus, que todas las noches le desgarraba el hígado; al fuego encendido que rezuma todo tu poema. Tenemos aquí los más variados elementos clásicos de la Mitología condensados en sabias y bien construidas palabras, palabras que tú, sutilmente, dejas caer, como si nada, como sin darle importancia.

Es este poema un denso tratado de Mitología y de fuego encendido. Y luego esas imágenes desgarradoras y desgarradas, que habrá que analizar con mayor sosiego.

Sirvan estas breves palabras mías de proemio y anticipación del próximo comentario que recibirá este grandioso poema tuyo, porque puedes estar segura de que, tras larga meditación, cada uno de tus versos recibirá de mí cumplido comentario. Y no lo hago ahora porque nada bueno puede hacerse con rapidez, y el tratamiento que tú mereces bien vale una sosegada reflexión.

Felicidades y un beso, no como el que le dio Zeus a Sémele, que fue fulminante, sino como los que podía darle Menelao, el rubio Menelao, a su Helena de Esparta.

Antonio

Fernando dijo...

Querida amiga: tu poema es prodigioso. Claro que tú seguramente no eres Sémele ni quien te hiere hasta abrasarte con su esplendor, Zeus. Yo escribí una vez esa sensación de otra forma, quizás no tan poética y seguramente más triste, que me atrevo a escribirte.

"Los rayos del sol parece que incendian
las alas de las mariposas,
pero su tejido es tan leve
que pueden seguir volando,
y lo que pudo ser incendio
se convierte en abanico de colores.

Al contrario ocurre quizás con mi sustancia,
tan leve y frágil
que ni el rayo puede alcanzarla,
ni la luz conformarla,
y los colores se convierten entonces
en una penumbra interior,
en un temblor de ideas disgregadas,
sin proyecto, sin matices,
con la única alternativa del silencio"
Un cordial saludo.

Paulus dijo...

Aun así... Hay días en que envidio a prometeo.

Saludos boreales,
Paulus.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Elena,

Como podrás comprobar, mientras preparo mi comentario a tu poema, lo he enlazado en la columna lateral de mi blog. Espero que te guste. También he leído el comentario que le has hecho a Natàlia Senmartí Tarragó, IMAGINAR. Bajo los auspicios del V. No hay palabras para definirlo: Es solemne, contundente, grandioso, acertado, de lo mejor que he leído de quien sea. Gracias, y muchas, por la generosa alusión que haces a mi humilde persona.

Un beso,

Antonio


PS.: He borrado mi comentario anterior, que era éste mismo, porque el enlace que he puesto estaba truncado.

Natàlia Tàrraco dijo...

Elena, este poema me ha dejado estremecida, lo leeré de nuevo, letra a letra. Lunatica Semele, furiosa. Triste tu llanto, ardorosa tu queja. Te diré pronto, amiga. Esperaba otro poema tuyo, jamás me defraudas Elena Clásica.

Te adjunto la respuesta a tu...muda estoy, comentario a mi relato de Quinto. Aviso, me emocionaste tanto que resulta, creo, aturdido, visceral:

"Elena Clásica...no puedo ni soñar poner una letra a la altura de lo que me dices. Estoy anonadada, feliz, con ganas de escribir, atontada. Al escribir, siempre cuento con fallar, con no dar exactamente con lo que quiero decir...lo que tú me explicas, me insinua que voy por buen camino, captas exactamente aquello que ansio transmitir, al dedillo, con sensiblidad extrema... lo dejo porque me faltan palabras, muda estoy.
Elena poeta, amante de lo clásico, te sigo muy de cerca y espero leer más belleza poética salida de tu imaginación. Aquí te espará Quinto, como amigo, yo lo mismo, cariñosa Elena.
!Ave! besitos. Mala eres cual Safo, mala tú me llamas, eres genial como ella"

Soledad Sánchez Mulas dijo...

Tus versos nunca nos dejan indiferentes, Elena.

De todas las lecturas que podrían hacerse, dejo a un lado el desgarro evidente y la pavorosa llaga que son estos versos.

Recojo la ironía del deseo de llama, de pasión... y el encuentro final con la pira -¿soberbia?- que abrasa al corazón incauto.

Y destaco, para mi gusto los más bellos:

"Y ahora mi abrasado corazón,
en carne viva, grita
que las llagas de la piel
sólo son pétalos,
al lado del terrible dolor
que significa que no
supieras alumbrar ningún Dioniso."

Siempre, siempre, es un placer inmenso paladear tus palabras... y jugar con el sentido de tus versos.

Un beso, niña. No nos cambies.

S.

Natàlia Tàrraco dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ar Lor dijo...

Hola Elena, un poema extraordinario y unas apropiadísimas imágenes. El acoplamiento del poema y de las pinturas, es singularmente preciso y de gran belleza. Ayer le eché una ojeada al poema y lo guardé (tal y como haría un perro con un hueso),para volver hoy a él. Tengo que adelantarme (me dije) al comentario definitivo de Antonio Martín Ortiz,
pues después de que él lo haga (Roma locuta, causa finita), nada sustancial podrá añadirse.
He leído tu poema en voz alta, varias veces y sentía su lirismo a bocanadas (un boca a boca poético), sentía además, que esa falta momentánea de aire, la producía el fuego del poema que lo ha consumido, por completo a su alrededor.
Un auténtico poema, construido con los rescoldos del amor, que reviven, brillan y queman con inusitada fiereza, avivados por el despecho.
La nitidez y la fortaleza con la que llegan estas emociones, es perturbadora.
Alguno de los versos, engastado con aplomo en el poema, me ha llamado la atención por ser incorrespondiente y asincrónico:
"la unidad de quemados de las almas". Algo tan extraño, como encontrar un arma de fuego en el paleolítico, pero que destaca
como una perla negra, en una piel blanca. Un hallazgo.
Cuando el poema cambia de registro y pasa de los gemidos del desamor a los presagios de los males, que a mi entender se produce en este verso: "Así pues, sauce llorón, estúpido semiólogo", lo hace (lo haces Elena), con un giro que transmite de golpe el sentir genuino de la poetisa. Un efecto poético, emocionante, logradísimo.
Me da pena ese "pobre" semiólogo que no supo descifrar los signos, pero si disfrutó de ti, mientras le amaste, sus males merecen
la pena.
He sentido un gozo inmenso degustando tu poema, cuanto más lo leo, más me gusta.
Un trabajo de primera magnitud.
Un saludo

Isabel Barceló Chico dijo...

Este es el poema más bello e inspirado de los que te conozco. ¡Buenísimo! Me gusta la fuerza y la furia y el reproche y el reconocimiento de la propia insconsciencia, y el castigo para el transgresor. Qué belleza, Elena, y cuánta verdad. Me descubro ante tí, maga de los incendios y de las palabras.
Un abrazo enorme y admirado.

RITMO RANCIO dijo...

Querida amiga: ¡Qué precioso poema, tan clásico, tan actual!

Doble mitología pasada y presente, ambas imbricadas con sagaz maestría...

Sémele y Prometeo, leucocitos y unidad de quemados...

¡Genial!

Un gran abrazo musical

 Mayte dijo...

El final insuperable, yo no puedo decir mucho, porque lo tuyo me encanta, mezclas como en un brebaje antiguo perfecto cada verso y lo entregas entre tus manos a quien te lee. Vibra cada palabra y vibro yo.

Un bikiño bonita.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Ar Lor,

Sorprendido y agasajado por la alusión que haces de mí en el blog de Elena Clásica, alusión elogiosa que te agradezco, aunque no estoy seguro de merecerla, me he trasladado a tu blogm el Ítaka, -mañana lo haré a los otros dos- y he podido comprobar que este espacio tuyo es como una caja mágica en la que nos guardas los mejores pensamientos y los mejores poemas: perlas todos como las perlas de ámbar que, al decir de Ovidio en Las Metamorfosis (Las Helíades), son las lágrimas de las hermanas de Faetón, las hijas del Sol, caídas por la muerte fulminante de su hermano, y transportadas por el río Erídano hasta el mar, que las devuelve en forma de ámbar.

Pues eso es este blog tuyo, encabezado por ese pensamiento profundo de Kavafis de que lo importante no es llegar, sino el camino, el andar.

Dices en tu comentario que poco quedará por decir cuando hable yo por segunda vez. El que ahora lo tiene difícil soy yo, por mucho que tú me atribuyas lo de Roma locuta, cuasa finita. En efecto, después de leer tu bien confeccionado comentario, poco es lo que yo puedo añadir, aunque, como le prometí a Elena, en su momento llegará mi segundo comentario que no aspirará a superar al tuyo, ni mucho menos, sino que lo que pretenderá es demostrar una vez más que la inspiración de nuestra común amiga Elena es inagotable y grande en todos los aspectos.

Gracias y muchas gracias a Elena por haberte indicado que yo había tratado la leyenda de que las yeguas quedaban preñadas por el viento, y muchas gracias a ti, por haber puesto el enlace correspondiente en tu reciente Entrada.

Creo que ahora tengo tres lugares más donde trasladarme, para disfrutar y aprender. Son tus tres blogs. Todo a su debido tiempo.

Recibe un gran abrazo, tú, amigo Ar Lor, y, tú, querida Elena, pues eso, un abrazo también, pero con beso incluido.

Antonio

Anónimo dijo...

Te aplaudo estos versos. Maravillosos!!
Te felicito.

Un placer leerte.

yole dijo...

Es una delicia "pasear" despacio por esta abierta ventana de tus letras...

Saludos nuevos.

PACO HIDALGO dijo...

Vuelvo a este blog y me encuentro con un poema mitológico excelente, hondo, intenso y vibrante, magnificamente ilustrado (me han impactado las obras de Helenne Knoop y Peter Ostzanen). Y es verdad que hay fuegos que no deben robarse, si no queremos tener castigos eternos. Sólo puedo decirte que Felicidades y que ha encantado leerte. Saludos. Paco.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Elena,

Te dejo aquí, en tu espacio, para mayor comodidad tuya, después de haber entrado por tu ventana, el comentario que he dejado en HE EXISTIDO EN LAS ÚLTIMAS TARDES:


Amiga Elena Clásica, Elena Pascual, Ἑλένη,

Compruebo con sumo placer que nos vayamos encontrando en foros diferentes, cada vez con más asiduidad. No puedo ocultar mi satisfacción al comprobar que tú, una mujer sabia y honesta, allí donde las haya, compartes mis opiniones. Tengo que decirte que mis conocimientos han quedado muy ampliados al leer el comentario tuyo. Es que, a la hora de aprender, se aprende mucho más de los pozos de Sabiduría y Sendibilidad, como es tu caso.

Un beso,

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

SEGUNDO COMENTARIO (Primera parte: Imágenes)

Amiga Elena Clásica, Elena Pascual, Φίλη Ἐλένη, Querida Elena,

Decía Beethoven que los acordes inciales a la Novena Sinfonía eran una llamada al Abismo. Pues eso pasa con las imágenes que adornan tu poema. Veamos:

Esa mujer tumbada y pensativa, con trazos de rojo en la cara y en los ojos, la de Jared Joslin nos remite a lo desconocido, a lo descomunal, a lo inhabitual: como si nos insinuara que tenemos que prepararnos para lo más profundo, para la Esencia;

El desnudo de Helene Knoop, pegada por el dorso a un hombre con túnica, con una especie de saco como vestimenta, tiene resonancias mitológicas de Afrodita, o cualquiera de las Dríades o Náyades, que se han alejado, atemorizadas y asqueadas, de Sileno, o de Pan;

Los ojos abiertos, llenos de sorpresa, de la pintura de Toby Boothman, con un pecho, pezón incluido, al descubierto, y protegida de la desnudez con una especie de velo, que podría ser transparente, nos están mirando de forma extrañada, como si acabase de experimentar algo, con lo que no está del todo satisfecha…, o sí.

Esa bruja o maga de Arturo Rivera, con una mirada de horror y esa especie de espejo, o artilugio, está dispuesta a lanzarnos cualquier improperio o marcarnos el futuro: nos está sentenciando y la sentencia no va a ser agradable;

Esa mujer, con los pechos al aire, con una túnica roja, protegiendo su sexo con las rodillas juntas, pero, con las piernas abiertas, es de lo más sugerente: quiere, o querría, pero no quiere: nos va a maldecir;

Oníricas, por inesperadas esas dos mujeres, emergente una del mar, como si sólo tuviese cabeza, tranquila la otra, de Peter van Oostzanen, son como una metáfora que no encajaría con el resto, pero sí encaja, porque es la otra cara de la moneda: Son las ganas de vivir, y de vivir bien, las de ayudar al otro: la Solidaridad:

El horror que manifiesta la mujer de Monika Helgesen nos remite nuevamente al espacio en que se mueven todas: el horror, la exclamación, la agonía, lo inesperado: está como danzando en un ambiente macabro.

Es lo que he visto, o parte de ello, en estas imágenes, tan precisas, por no decir preciosas, que acompañan siempre tus poemas. Es el abismo que resuena bajo los acordes inciales de la Novena Sinfonía.

Queda para un ulterior comentario el texto y las ideas manifiestas del poema, para lo que tendré que recurrir a la Oda de Schiller, la Oda a la Alegría, que, haciendo entrar las palabras y voces humanas en el conjunto armónico, darán cierre definitivo y solemne a la Novena. Será otro mundo, otras vivencias. Serán tus palabras y tus versos los que acaparen mi atención.

Un beso,

Antonio

Juan A. dijo...

Y sin embargo, qué tentación deliciosa robar los fuegos sagrados.

Besos.

helena dijo...

Querida elena
Llevo varios dias leyendo tu poema y no encuentro las palabras adecuadas que decirte.
Cómo estar a la altura de tus versos, del inmenso amor, de la decepción, de ese dolor físico que duele menos que el del alma... completado en una perfecta simbiosis con las imágenes.
Gracias, elena y mil besos.
Me encantaría ver tus versos publicados.

CLsT dijo...

Elena en este poema me resultas FASCINANTE!!

Sabes que te adoro, que me encantas como poetisa, y siempre te he dicho que eres diamantina pero... en este poema me has enamorado.

Un beso amiga Elena
CLsT

Natàlia Tàrraco dijo...

Ahora sí, Sémele- quise decir, perdona- he bebido de esa copa que sirven tus versos. Saben a bebida fermentada largo tiempo, a néctar venenoso, a leche de madre sin hijo, a licor de las entrañas, siempre femeninas. Bellísimas imagenes dolientes, furiosas, equívocas; mujeres.
He suprimido mi anterior comentario, porque en él, llevada por un impulso, emocionada por tu poema intensísimo, por el ritmo y por cada palabra, por las pausas y por las evocaciones...por la atmósfera que destilan y por los sentimientos que comunican; quise, infeliz de mí, responderte con unas letras mías. Al releerlas he sentido vergüenza y la sensación de que con ellas, burdas, ocupaba en este espacio un lugar que sólo deben ocupar tus bellos poemas.
!Salve! Bsito, hasta siempre.

Trini Reina dijo...

Elena, qué poema tan magnifico, tan altamente penetrante en el alma del que lo lee. Tiene una fuerza colosal y, además, acompañado por estas pinturas, alcanza lo sublime. Enhorabuena

Abrazos

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

SEGUNDO COMENTARIO (Segunda parte: El Poema: Primera parte)

Amiga Elena Clásica, Elena Pascual, Φίλη Ἐλένη, Querida Elena,

Yo pensé que tus versos
serían luz en mis ojos,
evangelios apócrifos,
desangrados proverbios,
salmos blasfemos
que erizarían mi
piel a la temperatura
en que arde la sangre:
escala Fahrenheit de leucocitos.

Y, ¿cómo te atreviste a pensar eso, a cambiar lo real y evidente, la Realidad en suma, por lo que tú deseabas? Tú querías salirte del camino habitual y querías ser diferente, preferida a los demás. Y la Realidad se impone: no es lo que uno, o una, quiere. Es lo que es. Todo. ¡Vanas ilusiones son lo contrario! La temperatura del Amor, las Emociones, la Excitación, aunque parezca lo contrario, no se generan desde fuera: se generan desde dentro. Todo se construye, y se destruye, en el cerebro. Eso dicen los que saben de lo que hablan. ¡Vana la ilusión en atrapar lo que es intangible!

Un beso gigantesco, Amiga Elena Clásica, Elena Pascual, Φίλη Ἐλένη, Querida Elena,

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

SEGUNDO COMENTARIO (Segunda parte: El Poema: Segunda parte)


Y ahora mi abrasado corazón,
en carne viva, grita
que las llagas de la piel
sólo son pétalos,
al lado del terrible dolor
que significa que no
supieras alumbrar ningún Dioniso.

Zeus, por lo menos, parió a Dioniso, aunque de una forma antinatural, gestado en el muslo. Por eso salió tan malhecho y deforme, porque no es el lugar apropiado para la gestación. (Y ¿qué podríamos pensar de quienes se quedan, ahora, preñadas, porque ésa es la palabra, sin concurrencia de varón, en un laboratorio? Parece que las yeguas, a las que alude Virgilio, en sus Geórgicas (Libro III, 274), preñadas por el viento [uento grauidae], eran más dóciles a Las Leyes de la Naturaleza.

Es que un corazón desgarrado no puede superarse a sí mismo; para que la cicatriz del Desamor cure tiene que pasar tiempo. Tampoco tendría sentido parir a otro Dioniso: Dioniso es único, por deforme, y por natural, al mismo tiempo. Es la otra cara de Apolo.

Así pues,
sauce llorón, estúpido semiólogo,
saltador de conventos en hogueras
de inocentes condenados,
Torquemada envidioso de almas puras,
espera tu castigo en el Infierno,
recuerda la pena
impuesta a encadenado
Prometeo:
hay fuegos que no se deben robar,
algún águila vendrá cada noche
a recordártelo.

Con una diferencia, por sutil que sea: Torquemada era un inquisidor, un maldito, un ser atolondrado, un esperpento de la Naturaleza, un esclavo auténtico, un servidor de Dios, en el peor de los sentidos, un ser deleznable, un despojo de la Vida, un acólito de sus propias creencias, un sometido, en definitiva.

Prometeo era todo lo contrario: se rebeló contra la Divinidad, porque amaba a los hombres; les robó el fuego a los dioses, porque no era justo que los hombres carecieran de él, era un agente bueno y positivo. No es que fuese un salvador, porque no lo fue, sino que era la voluntad de salvar al Género Humano.

Como siempre suele ocurrir, sobretodo en las Religiones Monoteístas, los dioses castigaron las buenas acciones, y Prometeo fue castigado, aunque sea la excepción en una Religión Politeísta. Incluso los animales, el águila, que era, y porque era, el ave de la Divinidad Zeus, en este caso, simpatizó con la maldita Divinidad, devorándole el hígado, pero, al final, se impuso la Solidaridad humana, heroica, y casi divina: fue Hércules, o Heracles, el que lo salvó del suplicio, de las cadenas injustas.

Es que lo humano, cuando es auténtico, como el Amor mismo, se sobrepone siempre a todo, también a todas: no hay quien pueda con el principio cósmico de Solidaridad entre los de la misma especie. Así es el Amor entre los humanos.

Te había prometido recurrir a la Oda de Schiller, la Oda a la Alegría, de la Novena Sinfonía de Beethoven, y he cumplido mi propósito, porque finalizo anotando que este poema tuyo es un Canto a la Solidaridad entre los humanos, entre Prometeo y los demás, lo mismo que la mencionada Oda es un canto a la Alegría, y la Alegría, por esencia, es siempre solidaria, porque no se comprende sin ser compartida.

Un poema enorme, de altos vuelos, y profundo éste tuyo.

Un beso gigantesco, Amiga Elena Clásica, Elena Pascual, Φίλη Ἐλένη, Querida Elena,

Antonio

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Elena Clásica, Elena Pascual, Φίλη Ἑλένη, Querida Elena,

Te agradezco de inmediato, y de corazón, tus dos comentarios en mi blog. Más adelante recibirás las palabras adecuadas, que tienen que estar a la altura de tus comentarios, si soy capaz de ello. Ahora vaya con rapidez hacia tu persona en su integridad un piropo, que es una realidad:

Eres rigurosa, precisa, cabal, perfecta casi, exacta, auténtica.

Sucedió hoy a las 8.15 y tú sabes por qué lo digo.

Si quieres, échale un vistazo a los comentarios.

Un beso gigante,

Antonio

rlfox dijo...

“Cuando una mano ardiente roce tu piel y te guste, recuerda saber de dónde vino, pues un bolsillo guarda de la intemperie y tu hielo prontamente extinguirá su ardor” (TJW Tronken)
Salu2

Gonzalo Villar Bordones dijo...

dejo mis ojos para tocar tu fuego.

Meri Pas Blanquer (Carmen Pascual) dijo...

Mi querida Elena,
El comienzo de tu poema es tan espectacular que una no imagina que pueda seguir adentrándose en el texto y sobreviva sin decaer en algún verso.

"Yo pensé que tus versos
serían luz en mis ojos,
evangelios apócrifos,
desangrados proverbios,"


pero cada verso, cada estrofa, es mejor que la anterior o igual: eterna, en una palabra.

Y la estrofa final: Aniquila el pensamiento y dan ganas de arder "ad infinitum".
"hay fuegos que no se deben robar,
algún águila vendrá cada noche
a recordártelo."


Sólo tengo palabras de admiración hacia ti y hacia tu inagotable fuente de inspiración que ha de permanecer para las almas necesitadas de sábanas cosidas con esmero y tanto amor como el que te guía en todo lo que tocas.

Mi más sincera felicitación, quizá sea mi favorito, disfruto mucho cada vez que lo leo y ya van unas cuantas veces.

Abrazos.

--

Pau dijo...

Pinturas que dan un poco de yuyú, definitivamente....
Un beso, guapísima!

Lozzano dijo...

Cuanta belleza nos regalas querida Elena, tú si que eres una verdadera maestra. Esta preciosa metáfora mitológica te deja sin aliento... y tu criterio en la elección de las pinturas: ¡maravilloso!.
Besazos.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Elena Clásica, Elena Pascual, Φίλη Ἑλένη, Querida Elena,

Quedo gratamente satisfecho, y mucho, por tus dos comentarios, dejados en mi espacio, hace ya algunos días, a propósito de Clitemnestra y el comentario que yo hice de tu reciente poema Escala Fahrenheit de leucocitos. Cuando hablas de mí, lo haces siempre en términos elogiosos, cosa que yo agradezco, desde la consciencia y la certeza de que es el cariño y la amistad lo que te empuja a expresarte así. Hay algo de hipérbole cuando dices:

Tu excelso comentario, sin duda ninguna, constituye lo mejor de mi poema.

No, querida Elena, no es así: lo mejor de tu poema es el poema mismo, porque es la riqueza del poema la que permite hacer comentarios que valgan la pena. Sólo se puede encontrar riqueza allí donde la hay, y la riqueza y la inspiración corresponde a tu poema. Yo me he limitado a mirar, con buenos ojos, eso sí, lo que tú has escrito.

Yo he bebido agua fresca de la Fuente Castalia, ésa que está en Delfos, bajo la sombra de los soberbios y frondosos árboles que la protegen, a pocos metros del Oráculo, y ese agua me ha sentado muy bien. Pues igual con tu poema: éste es el agua fresca y nutricia que mana de tu inspiración y yo lo único que he hecho yo ha sido saborearla todo lo que he podido y sabido.

Cuando te diriges a Clitemnestra, una mujer trágica y horrorizada por lo que sufrió y lo que tuvo que sufrir, todo ello porque el Destino lo había decidido así, y no ella, lo haces de forma que uno percibe inmediatamente tu grandeza de mujer y la riqueza de tus conocimientos que, éstos sí, son gigantescos.

La Humanidad que emana de tu comentario a Clitemnestra es un síntoma de tu grandeza y tu sensibilidad con el Género Humano en general: demuestras tener una empatía y solidaridad con el sufrimiento de los demás que hacen de ti una Heroína de la Mitología, porque Musa del Parnaso hace ya tiempo que sé que lo eres.

Te encaja muy bien el pseudónimo de Clásica, porque lo eres en todos los sentidos, por tu forma de ser y por tus amplios conocimientos sobre ese tema. Te mueves en el Mundo Clásico como en tu propia casa. No se te escapa ni un detalle.

Espero, en mi próxima Reencarnación, convertirme en alumno tuyo, para poder disfrutar in uiuo y en directo de tu Maestría, sentado en un pupitre de Escuela, sin ningún papel para escribir nada, sino simplemente escuchando tus atinadas y emocionantes explicaciones, cuando pones al alcance de tus alumnos y alumnas cualquiera de los Grandes que nos han hecho donación de su Genio en forma de libros.

Así me tienes: deseando ser alumno tuyo.

Te envío, junto con mi admiración entera, un abrazo cariñoso, y un beso, un ósculo ligero, como ésos que le daba Júpiter a su hija Venus en la Eneida de Virgilio.

Antonio

Unknown dijo...

Te sigo.
Como me gustan algunas cosas de tu blog...


Un saludo!

Loli Martinez dijo...

Cuanta belleza y verdad en tus certeras palabras .Una gran satisfacción ha sido asomarme a tu ventana creativa.Delicadas pinturas.
Feliz día del amor en este San Valentín.
Un besazo querida amiga .

Marina dijo...

¡Menudo poema! Es diferente, fascinante... casi podría decir que eléctrico.
Vuelvo a leerlo, una y otra vez y cada vez me gusta más.
Un beso.

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amiga Elena,

Te sugiero que te des otro paseo por el blog de nuestro común amigo Ar Lor y leas los nuevos comentarios. He leído el tuyo, y, como siempre, no tiene desperdicio.

Un beso grande, erótico en el mejor de los sentidos, si me permites.

Antonio

poematar dijo...

Olá! Espaçomuito interessante; bons textos, belas e boas imagens de alta qualidade artística. Tudo de bom.

Silvina Duprat dijo...

Qué poema, Elena!!!qué sensibilidad, amiga!!!me erizo entera al leer...Cómo me gustó!!!Te felicito y te mando un gran abrazo!!!

Anónimo dijo...

LLego desde A. Ortiz, a través de Poesía Cien, y sólo puedo decir, IMPRESIONANTE, aplausos.
Saludos