sábado, 20 de febrero de 2010

¡Desaparece fantasma!

Jeff Simpson




Este poema está dedicado a la hechicera CLST, con mi cariño






Hará un mes aproximadamente,

apareció tu cara de rufián pendenciero

en mi paraguas.

¡Qué estupidez!

Sí, como una de esas figuras modernas

que se imprimen en las camisetas, ¿sabes, no?

Vamos, la foto del hijo, del primo,

del nieto, de Brat Pitt…

¿Qué hace tu cara de soberbio soplagaitas

en la ladera de mi paraguas negro?





August Macke





¡Qué original! ¿Quién es?

preguntaban mis compañeras

de aerobic de por las tardes.

El de “Perdidos” contestaba yo,

con los dientes apretados de rabia.

Vaya, conseguía aplacarlas con mi respuesta,

aunque me miraban torvas, incrédulas,

fastidiadas , ¿envidiosas?

Y tu puñetera cara,

ahí, dibujada.






Childe Hassam







Y yo farfullando sola por las calles,

tan empapada

que me daban ganas de recitar

la égloga de las grandes lluvias

de Juan del Encina, y

lo que me faltaba , tu cara

ahí encima, vigilándome.

Y me consolaba:

“Pronto desaparecerá”

¡Pero qué va!

Hasta para salir de mi paraguas

eres un mostrenco ladino.

¡Ente desgraciado!

¡Fantasma!

¡Cara de Bélmez!

¡Bélmez de la Moraleda!

¡Aparecido, triste!

¡Tozudo!

¡Bórrate!

La lluvia cayendo y tú ahí,

Obstinado, pegado.

Y tú:

“¡que nones!”

Abriendo la bocota de capitán

de barco vestido de domingo

en Panamá,

que bien sabe Jack Lemon que no tiene mar.,

y deleitándote en el agua de la lluvia,

bebiendo,

bebiendo,

¡Cómo te agrandas!:

¡gordo!

¡cara de gordo!

¡Asqueroso!

Y tienes encima la desfachatez

de hablar con la gente,

de aparecerte,

aparecido,

figurón,

cadenoso,

chirriante,

cara de Bélmez,

para pedirles por favor

que me salgan a buscar

cuando me olvido del paraguas

en los bares, en el trabajo

y en el centro cultural

donde voy a clase de aerobic.

¡Desgraciado!





Francis Bacon







Atente a las consecuencias,

adimensional criatura,

deja de hacerte el parapsicólogo,

deja de proyectarte sobre mi paraguas,

ésta es la última vez que te lo digo,

¡Desaparece ya

maldito seas

una vez más!





Lee-Anne Raymond





Si no desapareces

tendré que cumplir mis amenazas,

y te haré un conjuro

y te disolverás en témperas

de lágrimas y

quién sabe qué será de ti entonces,

o te adherirás a una amapola

que ve pasar algún entierro,

y ¿cuál sería tu esencia? ¡Oh!





Lee-Anne Raymond






Está bien,

entendámonos,

negociemos.

Haz el favor de no estar mañana cuando

coja el paraguas por la mañana,

¿es que hay algo pendiente

entre tú y yo?

Deja de encadenarme,

eres tú el fantasmón,

Canterville de las narices,

¡Fuera!

Mira

que no es un farol,

te haré un conjuro,

te lo juro;

sí, claro que seré capaz.

Ah, ¿sabes qué? tengo una amiga

¿te has enterado?

Una hechicera.

¿Y sabes que más, cataplasma?

Que estamos

bajo el influjo astral,

para que te enteres,

Que en este momento,

¿te enteras, triste?




Paul Roberts





Júpiter y Venus se están amando

en la

Casa de Piscis.

¡Ja! ¿Y ahora qué?

Se lo diré,

te lo juro,

se lo diré a CLST.

Deja de crecer y no invadas los paragüeros,

egocéntrico absurdo,

invasor de paragüeros,

Cara de Bélmez.





Robert Delaunay






Desaparece

o….






CHERYLENE - DYER





tendré que comprar

otro paraguas,

y me acordaré de la chinita

que me vendió éste un día

en la Plaza Mayor,

y de que me costó 3 euros

y de la caja de caramelos de mora

que me compré después

y de tu cara al verme

y de tu abrigo de ese día

y de cómo te alegraste

al verme llegar con el paraguas

y de…

Ahora comprendes por qué te lo pido,

Sabes que me lo debes:

¡Desaparece!

¡Dilúyete!

Vete rodando,

Como si yo no hubiera comprado

el paraguas ese día

y como si tú no me hubieras esperado,

como si no me hubieras sonreído

y me hubieras sacudido

el agua del pelo,

asustado,

y hubieras temblado

y yo me hubiera estremecido

y yo hubiera leído

las líneas de tu mano…





CHERYLENE - DYER






Y ambos nos hubiéramos

convertido en esa lluvia,

que ahora

está cayendo.




Sas Christian




lunes, 1 de febrero de 2010

Escala Fahrenheit de leucocitos

Jared Joslin




Escala Fahrenheit de leucocitos


Yo pensé que tus versos
serían luz en mis ojos,
evangelios apócrifos,
desangrados proverbios,
salmos blasfemos





Helene Knoop





que erizarían mi
piel a la temperatura
en que arde la sangre:
escala Fahrenheit de leucocitos.

Pensé que los bomberos de Bradbury
no acertarían a sofocar
tamaño incendio.





Toby Boothman






Y así se realizaron mis deseos,
cual Sémele indefensa
me quemaste,
terrible error, no fui
capaz de prever las consecuencias,

no supe entretejerme
en el tejido de las llamas y
resultó enfermedad mortal
en la unidad de quemados de las almas.




Arturo Rivera





Y ahora mi abrasado corazón,
en carne viva, grita
que las llagas de la piel
sólo son pétalos,
al lado del terrible dolor
que significa que no
supieras alumbrar ningún Dioniso.





Jason Shawn Alexander






Así pues,
sauce llorón, estúpido semiólogo,
saltador de conventos en hogueras
de inocentes condenados,
Torquemada envidioso de almas puras,
espera tu castigo en el Infierno,
recuerda la pena
impuesta a encadenado
Prometeo:




Peter van Oostzanen





hay fuegos que no se deben robar,
algún águila vendrá cada noche
a recordártelo.





Monika Helgesen





Firmado por : Elena Pascual