viernes, 2 de noviembre de 2012

NO ERAN PRESAGIOS

...

Anne Bachelier




No eran presagios,



Anne Bachelier


eran recuerdos
de lo que había de venir.



Agathe Apkalne



Máscaras
que adquirían significado,


Anne Bachelier


imágenes
ya vistas


 Arya Chandra




pinturas sucedidas,
figuras acechantes.


Arya Chandra



No eran presentimientos,



Amina Broggi



eran  impresiones
venideras,

Anne Bachelier



ya vividas,
ya sentidas.



Anne Bachelier






...



miércoles, 11 de julio de 2012

MADRID MARCHA CON LOS MINEROS




Carmen Estébanez



MARCHA NEGRA

Éramos ya muchos miles en Moncloa la noche del 10 de julio de 2012 esperando la llegada de los mineros, 240 mineros, que sentimos en nuestro corazón y en nuestra alma.
Voces que recorren España sostenidas por unos pies desgarrados.
Su llegada estaba prevista a las 22 horas, llegaron a las 23, ¿cómo podrían sostenerse para continuar sus pasos?



Carmen Estébanez


Indescriptible fue la emoción que nos invadió a todos a su llegada, y la que recorrió su espíritu cuando encontraron una respuesta multitudinaria.



Evaristo Valle


Tenía que ser el himno de Santa Bárbara bendita el que uniera el agradecimiento mutuo y profundo.





Un momento único: los mineros hincan su rodilla en tierra y todos entonamos las palabras asturianas.

Miles de personas que de manera pacífica y emotiva nos hemos unido a una marcha negra y nocturna.


Carmen Estébanez


Un grito unía a Madrid con los mineros: "sí se puede". Moncloa, Argüelles, Ventura Rodríguez, Plaza de España, Gran vía, Sol y aquí de nuevo el himno minero.

Día 11 de julio de 2012, la manifestación transcurre desde Colón al Ministerio de la Industria.

"Madrid obrero se siente minero". Gracias, mineros.


Miles de personas reciben a los mineros en Madrid


"Unos dicen que ye Dios,
otros dicen no lo creo"


Carmen Estébanez


Los fulgores de tus extraños ojos
me conmueven, pero no digo nada
pues tú bebes mis lágrimas
sin preguntas.



Carmen Estébanez



Tus manos trazan humaredas negras
que nos miran mientras buscan su
forma y su figura. Si mi pensamiento
las hace crecer, entonces
me inventaría una estrella.



Carmen Estébanez


Quizás tú dibujes un mundo
demasiado lejano para ella.

Espero a que tus manos continúen
su recorrido por mis piernas
y cuando lleguen a la comisura
abierta del sol se desvanezcan.

Allí mis astros encontrarán tu orbe.

Elena Pascual



Evaristo Valle


...

miércoles, 16 de mayo de 2012

CARLOS FUENTES: SE NOS FUE UN GIGANTE



Qué triste noticia la del 15 de mayo de 2012. Difícil es continuar sin el maestro. Mis palabras serían demasiado dolientes, prefiero que hablen sus obras, para ello, queridos amigos, quisiera compartir con vosotros algunos fragmentos de La muerte de Artemio Cruz y de Agua quemada, obra compuesta por cuatro relatos.

Ricardo Passos

Artemio Cruz, es el niño que nació en el desarraigo y en el dolor, que conoció los ideales y el amor a lo largo de su vida. Regina, que murió asesinada y la revolución mexicana son recuerdos que afloran al final de su vida, cuando el deterioro de su cuerpo parece simbolizar la corrupción en la que ha vivido tras perder sus entrañas. Su matrimonio con Catalina no equivaldrá a sentimiento, ni su vida de político al joven revolucionario. Nada más lejos de la realidad.

Antonio Cazorla González

La vida y la muerte enigmáticamente mezcladas en el alma mexicana:

"No bastaba la oscuridad. Los ojos largos de Regina brillaban, entreabiertos, como una cicatriz negra y luminosa. Respiró hondo. Las manos de Regina se unieron sobre la nuca del hombre y los perfiles volvieron a acercarse. El calor de los muslos se fundió en una sola llama. Él respiró: recámara de blusas y faldones almidonados, de membrillos abiertos sobre la mesa de nogal, de veladora apagada. Y más cerca, el tufo marino de la mujer humedecida y blanda. Las uñas hicieron un ruido de gato entre las sábanas; las piernas volvieron a levantarse, ligeras, para apresar la cintura del hombre. Los labios buscaron el cuello. Las puntas de los senos temblaron alegremente cuando él acercó sus labios, riendo, apartando la larga cabellera revuelta. Si Regina hablara: él sintió el aliento cercano y le tapó los labios con la mano. Sin lengua y sin ojos: sólo la carne muda, abandonada a su propio placer. Ella lo entendió.


Antonio Cazorla González




Se apretó más junto al cuerpo del hombre. Su mano descendió al sexo del hombre y la de él al monte duro y casi lampiño de esta niña: la recordó desnuda, de pie, joven y dura en su inmovilidad, pero ondulante y suave en cuanto caminaba: a lavarse en secreto, correr las cortinas, abanicar el brasero. Volvieron a dormir, cada uno poseído del centro del otro. Sólo las manos, una mano, se movió en el sueño sonriente.

«—Te seguiré.

»—¿En dónde vivirás?

»—Me colaré a cada pueblo antes de que lo tomen. Y allí te esperaré.

»—¿Lo dejas todo?

»—Me llevaré unos cuantos vestidos. Tú me darás para comprar fruta y comida y yo te esperaré. Cuando entres al pueblo, ya estaré allí. Con un vestido tengo.»






Ricardo Passos




El recuerdo de Regina:

"Catalina me roza la mano con la suya. Qué inútil caricia. No la veo bien, pero tratar de fijar mi mirada en la suya. La retengo. Tomo su mano helada.

-Esa mañana lo esperaba con alegría. Cruzamos el río a caballo.
-¿Qué dices? No hables. No te canses. No te entiendo.
-Quisiera regresar allá, Catalina. Qué inútil.

Sí: el cura se hinca junto a mí. Murmura sus palabras. Padilla enchufa la grabadora. Escucho mi voz, mis palabras. Ay con un grito. Ay, grito. Ay, sobreviví. Son dos médicos que se asoman a la puerta. Yo sobreviví. Regina, me duele, me duele, Regina, me doy cuenta de que me duele. Regina. Soldado. Abrácenme; me duele. Me han clavado un puñal largo y frío en el estómago, hay alguien, hay otro que me ha clavado un acero en las entrañas: huelo ese incienso y estoy cansado. Yo dejo que hagan."




Rabarama-Paola Epifani



Me gustaría ahora traer hasta aquí algunos fragmentos de un relato de Agua quemada que me impactó especialmente: Las mañanitas.


Qué extraño personaje es Federico Silva, tan amante de imaginaciones siniestras e impactantes reuniones:


"A veces Federico Silva gustaba de introducir un toque fantástico en sus conversaciones con los amigos del sábado. Nada hay más satisfactorio que un público agradecido y María de los Ángeles se espantaba fácilmente [...]




John de Andrea



-Ven ustedes, supuestamente la guillotina fue inventada para evitarle dolores a la víctima. Pero el resultado fue exactamente el contrario. La velocidad de la ejecución, en realidad, prolongó la agonía de la víctima. Ni la cabeza ni el cuerpo tienen tiempo de acostumbrarse a su separación. Creen que siguen unidos y la conciencia de que ya no lo están tarda varios segundos en hacerse patente. Esos segundos, para la víctima, son siglos. [...]


Decapitado, el cuerpo se sigue moviendo, el sistema nervioso sigue funcionando, los brazos se agitan y las manos imploran. Y la cabeza cortada, llena de sangre agolpada en el cerebro, alcanza el máximo grado de lucidez. Los ojos desorbitados miran al verdugo. La lengua acelerada impreca, recuerda, niega. Y los dientes muerden ferozmentela canastilla. No hay un solo canasto usado al pie de una guillotina que no esté mordisqueado como por una legión de ratas."





John de Andrea





La muerte atravesando a todos los personajes, su técnica narrativa siempre innovadora, su gusto por emplear los sintagmas nominales como complementos aposicionales. La perspectiva de Carlos Fuentes es única, originalísima, personal como pocas.


"¿Se daba cuenta la anciana con risa de yegua, dientes largos, pechos de requesón tan cruelmente iluminada desde arriba por la lámpara Lalique que solo podía favorecer a Marlene Dietrich, sombras acentuadas, cavidades fúnebres, misterior alucinante? Cabezas cortadas por la luz."





Alexander Klingspor




Tétrico y siniestro aparece este personaje:


"Desde que murió doña Felícitas, Federico Silva empezó a preocuparse de su propia muerte. Dio instrucciones a Dondé:

-Cuando descubran mi cuerpo, antes de avisarle a nadie, pones a tocar este disco.

-Sí, señor.

-Míralo bien. No te equivoques. Aquí lo dejo encimita.

-Pierda cuidado, señor.

-Y abres este libro sobre mi mesita de noche.

-Como mande señor.





Ronnie Van Hout



Que lo encontrasen muerto mientras escuchaba la Inconclusa de Schubert y con El misterio de Edwin Drood de Dickens abierto junto a su cabecera... Esta era la menos elaborada de sus fantasías póstumas. Decidió escribir cuatro cartas. En una de ellas se describía a sí mismo como suicida, en otra como condenado a muerte, en la tercera como enfermo incurable y en la cuarta como víctima de un desastre natural o humano."





Ronnie Van Hout





Desde aquí mi pequeño homenaje a un escritor inmenso. Qué tristes nos quedamos, qué soledad tan grande.



sábado, 7 de abril de 2012

Don Alfredo García Francés: La noche de los gitanos

Alberto Pancorbo


Queridos amigos:

Quisiera dedicar esta entrada al comentario de una novela que sacude las entrañas mismas, que te arroja contra la pared y se dispone a recoger las vísceras para que el lector pueda seguir sintiendo el desgarro de sus letras.



Así comienzo este viaje, esperando emocionada el encuentro con un novelista extraordinario:
Don Alfredo García Francés.



Porque cuando el lector llega a determinados momentos de la historia relatada, a ciertos fragmentos, a, yo sé bien qué palabras, quisiera mirar hacia otro lado, pues el horror que se relata es demasiado intenso... pero no es posible. Enfrente te están mirando los personajes y te sonríen a pesar de todo, cobran carne para espetarte sin disimulo: "oye que el que he vivido esto soy yo, no tú. ¡Vamos! no seas cobarde". Demasiado bien sabemos que esto es cierto, que los hechos relatados han existido, que es historia la noche de los gitanos y aun otras noches desde las que las cenizas de las chimeneas inundaban Auschwitz. La crueldad se perpetúa hasta la recentísima actualidad y se refleja en tantas imágenes de devastación y muerte que inundan la información que nos acompaña en nuestra vida cotidiana, en aquellas otras que intuimos y en otras que desconocemos.

He aquí, amigos: La noche de los gitanos.



Me quedé muda frente a él. Gracias don Alfredo, por una dedicatoria tan hermosa


También disfrutó de la presentación de la novela en Madrid, mi hermana, Carmen Pascual, Carmensabes.


Presentación de La noche de los gitanos en el corte Inglés de Serrano, 21 de marzo de 2012



Don alfredo García Francés es un novelista de primer orden en la literatura actual. A su vez, su intensa labor como periodista está ampliamente reconocida. Encontramos en su producción novelas tan interesantes como: El hidalgo segundón, El secreto del emperador, Bastardo real (trilogía El tiempo de las mariposas), Balas de carmín o La noche de los gitanos.




Portada de la novela


Aprovechando que he tenido la suerte de conocerlo en persona en su presentación en Madrid de La noche de los gitanos, quisiera dedicar mi comentario precisamente a esta novela, puesto que me ha impactado profundamente y continúo bajo su poderoso embrujo.


Con todo mi cariño para un creador genial, mi muy estimado don Alfredo García Francés, espero de corazón que esta entrada le guste y cautive su interés y el todos los amigos que por ella se paseen.



Jack Vettriano



Esta novela se constituye en una mirada triple sobre la ficción del relato y sobre la historia reciente. Tres son los personajes protagonistas: Tano, el gitano superviviente, África y Paco Dávila, el boxeador, apodado el Escorpión.



Jack Vettriano



No parece casual que la novela comience desde un buen gancho de derecha que asesta una voz narrativa en tercera persona dirigiendo el primer capítulo para cedérsela en los demás a cada uno de los protagonistas. Esta voz nos sitúa en la noche de los gitanos, Auschwitz, 1 de agosto de 1944. Un kapo nos vigila capaz de hacernos pasar también a nosotros a las duchas: es su vida o la nuestra, los lectores le importamos muy poco. Ya estamos bajando las escaleras hacia el averno.

"Los kapos, elegidos entre los presos más crueles de cada barracón, apaleaban a los recién llegados haciéndolos avanzar sin que supieran a dónde".




Mark Chagall


Una esperanza se queda en nuestro recuerdo, la posibilidad de salvar a un bebé, un madre gitana entrega cuatro diamantes al kapo, único español, para salvar a su hijo, cuando se dirigen hacia las cámaras de gas.



Kamil Smala


El nombre "esperanza" queda en nuestro subconsciente. ¿Existe una luz lejana en el infierno? Quizás sí, aun en nombre del dinero, de la rapiña, de salvar la conciencia.



Alexandr Dolgikh



La voz del boxeador será la siguiente, y desde el golpe recibido, el relato se convierte en una contorsión dolorosa hacia el fondo del alma humana. A través del desencuentro casual entre los tres personajes la noche en la que arranca la acción: la comunicación entre ellos no es posible, la desorientación marca nuestras sensaciones. El boxeador, Paco Escorpión, recuerda momentos vividos en el ring, mientras comparte con nosotros la enfermedad en la que se va sumiendo: la pérdida de memoria.



Óscar de la Hoya versus Floyd Mayweather, 5 de mayo 2007


El olvido del pasado inmediato nos sume en un estado de inquietud, de angustia, de extrañeza de la que ya no podremos librarnos en las siguientes páginas. Desde este alterado de conciencia, algunos recuerdos no llegan, pero otros aparecen como relámpagos, continuamos nuestro particular descenso a los infiernos. Será la siguiente voz, la de Tano, el gitano, el que nos lleve de la mano al corazón mismo del espanto, de las tinieblas, de las sombras. El golpe que el narrador nos asestó al principio y volvimos a recibir a través de Escorpión se repite por tercera vez: estamos enfermos, doloridos, golpeados y drogados. Como lo pueda estar cualquier ser humano que ha vivido al límite del horror y la supervivencia.



Alissa Monks



"...cuando ya me zarandeaba con los colmillos clavados en mi cuerpo, la muerte aflojó sus quijadas y me dejó vivir [...]
Cuando venía la inspección, el matasanos me drogaba. Quizá fue entonces cuando me aficioné a los narcóticos. Estuve escondido y sedado hasta que los rusos llegaron a 100 kilómetros de Auswitz y los alemanes decidieron evacuarnos a otros campos en Alemania [...]
Viví entre muertos y jamás he podido librarme del olor a cadáver achicharrado".


La supervivencia no es vida, es respiración y dolor. Tano se pregunta sobre la naturaleza del alma, sobre la humanidad herida:

"Nací para convertirme en infrahumano y morir diluido en la noche y la niebla, pero algo falló y sobreviví. No como un bebé sino como una rata primero y como un cerdito después. Pero viví. Es asombroso que la arrolladora maquinaria nazi de exterminio tuviera un fallo tan estúpido conmigo, pero así fue" [...]



Siegfried Zademack



Así la supervivencia crea la tragedia, como si de un destino infrahumano no se pudiera escapar:

"Lo había oído a los supervivientes del Holocausto y lo leí en los libros de historia. En la batalla de Guadalete, Dios no estaba allí. En el Sacco de Roma, tampoco permaneció junto al Papa. ¿Dónde estaba cuando se hundió la Armada Invencible? ¿Y durante la guerra civil española? Sobre Hiroshima y Nagasaki mejor no preguntar. Qué puta manía la de meter a Dios en las broncas de los hombres".


Jackson Shawn Alexander


En sus reflexiones que comparte con nosotros, Tano, no deja ya el resquicio de la luz lejana, en absoluto. El infierno existe en la vida, a modo de destino sádico, ¿o de azar caprichoso y malévolo? Cualquiera de las dos posibilidades se arroja como el mazazo del que no conseguimos recuperarnos. Seguimos sin poder mantener el equilibrio en el ring.



Siegfried Zadecmack


"Nací en el lado amargo de la vida, donde nadie desea nacer. Mi niñez fue tan trágica que es imposible adivinar por qué la muerte renunció a mí al menos en cuatro ocasiones antes de ponerme los primeros pantalones largos. Desde mi nacimiento hasta la primera liberación de los campos, cada minuto de vida robado a los nazis fue un milagro. Después, el hambre, y las enfermedades pudieron matarme varias veces y, sin embargo, sobreviví. Quizá para odiar. Quizá para caminar siempre sobre el filo peligroso, solo, sin paz".


Bajamos ahora otro peldaño hacia el horror, el bebé salvado, el superviviente de los nazis, Tano, sobrevive y crece. Siguiente zarpazo, ahora el relato consigue arrancarnos una guardia, utilizando el tecnicismo propio del boxeo, por lo inesperado, por lo espantoso, un recuerdo que permanecía subconsciente y que aflora: ¿por qué un kapo arriesgó su vida para salvar a un bebé? Aquella esperanza cae como un rayo fulminándonos:



Jackson Shawn Alexander


"Me salvó la determinación de otro ser humano que puso en peligro su vida para que yo viviera, y por eso no lo maté cuando crecí y comprendí que nuestros juegos no eran los adecuados entre padre e hijo. Eran anormales."

En el momento en que asumimos algo que permanecía semiescondido en su plena crudeza y realidad, se produce nuestro desplome en el ring.

"Intentando limpiarme de tanta basura soñaba con bañarme desnudo en un río fresco y caudaloso [...] Mientras los demás muchachos del pueblo salían con sus primeras novias, yo me retraía y me aislaba humillado".


Así las cosas, se nos presenta el tercer personaje, una mujer: la bella África, con su fina piel blanca de muñeca de porcelana, cabello caoba y labios siempre muy rojos. Alta y esbelta. Cuya alma esconde en un cuerpo espectacular el dolor de haber visto morir a su padre, un militar asesinado por el terrorismo etarra. La confusión que se imprime en la vivencia de la joven, la conduce a amar y a odiar de manera tormentosa a un hombre de 64 años, que ha conocido la indigencia y una picaresca sin concesión al humor: Tano, el gitano. Así nos adelantaba esta sorprendente relación Paco Escorpión:



Alexander Timofeev



"La conocí poco y, la verdad, nunca comprendí por qué aquella hembra perfecta soportaba a un piojoso medio trastornado como Tano".



Alexander Timofeev



África, tiritanto de dolor tras haber presenciado el asesinato de su padre, se acomodará a la vida con Tano, mientras prueba otras relaciones con hombres y con mujeres, ninguna como la morita Asmah.



Adolfo Estrada



"Me pasaba horas escuchándola y mirándole los pechos hasta que, extrañada y molesta por mi indiscreción, se echaba encima la kheima. Era muy estricta y se velaba. Nunca supe por qué aquella tía me ponía tanto con su rollo místico terrorista".



Adolfo Estrada


Dos personas enfermas de alma, que se unen para clavarse puñales verbales y para odiarse, y esa destrucción es precisamente la que les une y la que les produce el aliento necesario para mantenerse en pie:

"Tú no amas, gitano. No sabes, no puedes, no quieres hacerlo. Además de impotente, eres un discapacitado emocional, un lisiado del corazón.


Alexander Timofeev


-Tienes razón. Hay que decir la verdad a la gente que se quiere, aunque les resulte duro saberla -continuó el gitano_. Somos pocos los capaces de decirla y menos aún quienes la decimos sin ofender. Tampoco abundan los que no se encabronan al escucharla. Sé que tú me perdonarás, África. Igual que yo te perdono a ti. Porque nosotros, afortunadamente, ya no podemos hacernos más daño".



Alexander Timofeev


"Aun sin amarnos seguíamos extrañamente unidos, toscamente, pero con tanta fuerza como los ladrillos al cemento".



Alberto Pancorbo



África, la mujer de las mil caras, la hija de un militar, que pasó su infancia y juventud en Marruecos, resulta ser una espía del CNI. Ella tiene sus motivaciones, las de su compromiso ideológico y las de la revancha personal, ah, "como un siciliano deshonrado".



Andrés D´Arcangelo


Yo diría que no es casualidad que el buen amigo de Tano, el leal protector de África, el noble, el incondicional, el honesto, el de verdad, sea un jugador de boxeo, un buen profesional que conoció el éxito por la certeza de sus golpes, por su penetración en la psicología del contrincante. El único amigo de Tano, al que enseñará a pelear y será quien, desde la ironía del gitano, haga gritar a África sin hacer el amor con ella. Muchos son los embates de la historia, y García Francés juega al mago de los simbolismos. Un perfecto manual sobre el boxeo, un homenaje a muchos grandes, es precisamente el momento de las peleas sobre el ring, el único que nos permite relajarnos. No, no creo que sea casualidad.
Aquí me acuerdo de Los heraldos negros de César Vallejo:

"Hay golpes en la vida tan fuertes ... ¡Yo no sé!"

Pero no son los golpes del Escorpión, no, son los momentos que todos queremos olvidar y entendemos a través del principio de Alzheimer que sufre. Así, la novela se ofrece en un último grito desesperado, a modo de catarsis, de tres personajes que confluyen en su sufrimiento y que se amparan en la amistad que les ha brindado el boxeador. No se puede aguantar tanto dolor, no se puede, ni siquiera Dios se ha dignado a manifestarse para arrancarles la vida antes de conocer el infierno en la Tierra. ¿De qué manera llegará el final de cada uno? De nuevo "esa puta manía de meter a Dios en las broncas de los hombres". Un directo.


Valentino Ciusani



"-Tienes odio en las manos, pero te falta destreza -me decía Paco en las duchas_. Puedo enseñarte a boxear con inteligencia, pero deber olvidarte del miedo, Tano, y tienes mucho. Miedo antiguo".



Sí, García Francés nos mete a los lectores en este ring y cuando estamos escuchando, lejana, muy lejana la voz del árbitro "cinco, seis ...", y conseguimos con sensación de náusea levantarnos y aun hacerle frente al contrincante, al más temible, al de cada uno, tenemos que olvidar, olvidar muchos recuerdos para mantenernos en pie.

No somos muñecos, títeres con hilos manejados por un demiurgo, somos solamente personas dolientes en un ring que no podemos recordar quién debía darle inicio o fin a la pelea.


Este es el punto de partida de nuestros personajes, de sus vivencias, sus motivaciones. El argumento pide no ser desvelado más allá de la sugerencia. En esta novela demoledora, la destrucción es la única certeza con la que cuentan los personajes y también los lectores. Nos asedia uno de esos recuerdos que acuden como rayos a nuestros pies: en el ring, siempre pierde alguien.
Pero hay algo más, tenemos una sospecha, sí, es otro pensamiento que acaba de viajar por nuestra mente, pero se mantiene y por más que se retraiga y se envuelva entre la brumas, persiste. Nuestra lectura será el recordatorio terrible: el que gana el combate no vence, solo gana tiempo al sufrimiento, el próximo combate te romperá la mandíbula y el siguiente te arrancará la vida.


Los narradores serán los personajes protagonistas, que nos procuran, en una técnica literaria muy cuidada, diálogos en una sola voz, pues el interlocutor se escucha a través de la reacciones en el personaje que habla, que continúa en el uso de la palabra y a través de sus sucesivas intervenciones. Son las impresiones del que se manifiesta sobre lo que dice el otro personaje, las reacciones del otro que hacen mella en él, las que nos aseguran la presencia del segundo intelocutor.



Alberto Pancorbo



El lenguaje es tan crudo como la noche refugiada en los cartones, como el ataque de unos skins heads a un hippie o a un pakistaní, que resultan no ser tan indefensos, como un disparo por la espalda, como el llanto de un bebé silenciado por una bayoneta en Auschwitz. Como un jab en el hígado. Tan rico como el contraste de colores entre Boncath, un pueblecito de Gales, una ciudad de Colombia o una habitación en la que entra el sol de Lavapiés en Madrid, como la antítesis entre la crudeza de las confesiones de un personaje borracho de soledad o de una mujer que cree haber sido envenenada por su amante para provocarle un aborto y el humor que se desgrana mientras el protector de los dientes de un boxeador salta por los aires:

"Me escuchaba sin prestar atención. Solo pensando en levantarse y acabar con aquel cabrón antes de que lo matara a él. Sabíamos que se enfrentaba a una mala bestia, nieto de la mula Francis [...] Se saludaron ambos y yo aproveché para observar a Caramulo."


La niebla de los narcóticos en que ha estado envuelta la infancia de Tano le seguirá envolviendo hasta el final. Los lectores estamos siempre mareados, queremos olvidarnos de que estamos en el ring, y nos esperan más golpes. Tano está "sonado" "groggy" y nosotros también.

Será un aguda psicóloga quien califique de despiadada a la realidad. ¿Seremos tan nefastos los seres humanos como para destrozar este hermoso mundo nuestro con nuestras propias manos? ¿En nombre de una ideología? ¿De un orden político o social? Si ello nos conduce a la muerte, al sufrimiento, si solo genera odio no puede ser bueno, no puede serlo.
Quizás nos hubiera hablado de aquel Johnny de Dalton Trumbo.



Rob Hefferan


Pero esta reflexión no podrá ni siquiera ser formulada en su totalidad, se queda a medias. Qué pena, la más hermosa llamada antibelicista, la crítica de condecorar a los muertos, ¿por qué morir y matar? ¿En nombre de qué? El golpe en este caso deja "knock-out" al lector. La psicóloga lleva a cabo un análisis detallado, riguroso, sensato, tanto es así, que será el el cuarto personaje privilegiado al que el autor le ceda la voz. A pesar de ello, caemos en el ring para no levantarnos.


Ya no volveremos a hablar de supervivencia, sino de olvido. ¿Verdad Escorpion?


Alyssa Monks


Gracias don alfredo por su disponibilidad, su amabilidad y su creación maravillosa.

Gracias, don Antonio Martín Ortiz, por facilitar siempre mi labor y ponerme en contacto con nuestro novelista.

Gracias Carmen, Carmensabes por tus interesantes comentarios sobre la historia reciente y el arte pictórico. ¡Qué bien nos lo pasamos en la presentación!


Gracias a todos los amigos y un gran abrazo.


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