III
El pelo y el collar,
semblante sigiloso,
vibración, sala talar,
gafas, chaqueta labios,
zapatillas cadera,
cuerpo fresco,
puntillas.
Pared azul, los barcos,
armario empotrado y sinfonier.
Espejo, pavimento cuadrado,
moqueta gris adornada
y su mesilla.
sábado, 25 de abril de 2009
domingo, 19 de abril de 2009
¿Son mujer o cucaracha?
A las víctimas de la despreocupación en Ciudad Juárez
Vigilad el improperio,
olivas, flores de miedo:
Lupita, Rosa, Brigitte,
Pilarín, Carmen, Facunda,
cuando en tanta oscuridad
se acaba la libertad
no te debes a tu imperio.
Gran cementerio de lunas
ya algunas vuelan en urnas
dejando solo a Hemeterio.
¿Cómo consiente un gobierno
que dos mil ya se hayan muerto
y otras no tengan ni suelo?
¿Son mujer o cucaracha?
¿O es que son tanta amenaza
un niño solo en la plaza,
un brazo piel de borraja,
amapolas en borrasca?
En la sala del forense
no se encuentra al amanuense
no amanece un policía.
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martes, 14 de abril de 2009
Poema de El reloj y la casa deshabitada VI
Poema de El reloj y la casa deshabitada
VI
De la complicidad de tus ojos
brotaron mil deseos, indicada
señal de tus dolores.
En la cintura de tu torre nacen
olores sinuosos.
De tu proyección exagerada
emergen cuentos de hadas:
Príncipes curiosos, enamoradas
alas que me envuelven.
Sáltate el minuto reflexivo del
curioso zapato de cristal.
Surge, cristaliza en mi ánimo
tu dimensión de río,
delicada crisálida interior.
Firmado, Elena Pascual
miércoles, 8 de abril de 2009
CUENTO DE LOS SERES DE TRES CORAZONES
CUENTO DE LOS SERES DE TRES CORAZONES
- Érase que se era una niña que nació triste y veía siempre los rincones más tristes y más oscuros, podía ver a los seres por dentro pero sólo a los seres que sufrían. Contra todo pronóstico para Heidi llegó un día que vio a un ser por dentro y vio alegría por primera vez, ese ser era su hermanita recién nacida, que nació alegre. Desde ese día Heidi pudo ver a todos por dentro.
- Heidi y su hermanita Sabine fueron a pasear por la orilla del mar y en un arranque de travesura Sabine empujó una barca y se subió en ella esperando que Heidi la regañara pero aquel día era lunes y Heidi se había puesto los pendientes de luna llena y estaba llena de luna, así que subió encantada a la barca.
- Cuando Heidi miraba al agua intentando ver el fondo del mar, sintió algo desconcertante: sintió su pena más intensa que nunca, pero al mismo tiempo sintió alegría, pero una alegría que la desbordaba, y mientras Heidi seguía mirando el fondo del mar vio que por él pasaba un ser triste y alegre a la vez, lleno de mar y de luna como ella, era un ser con tres corazones, uno triste, otro alegre y otro lleno de luna. Ese ser se fue alejando y Heidi volvió a la realidad, y entonces Heidi y Sabine remaron un rato, a veces alegres, a veces tristes pero siempre llenas de luna.
- Desde aquel día Sabine descubrió la tristeza, pero se alegró porque desde entonces después de estar triste la invadía la alegría, pero llena de luna.
- Vinieron tiempos difíciles y grandes tormentas de tristeza se abalanzaron sin piedad sobre Sabine y Heidi. A veces la tristeza era tan fuerte que no se podían mover y se quedaban inmóviles durante horas, a veces semanas enteras hasta que salía la luna llena y las llenaba de luna que se iba abriendo paso desde los párpados hasta el ombligo.
- Entonces ellas aprovechaban para volver al mar y dejar allí lejos la tristeza.
- Allí llegaban los seres de tres corazones y se la comían, a cambio destilaban corrientes enteras de alegría, ellas se subían en la alegría y volvían a casa.
- Ocurrió en esta ocasión que ellas habían llevado tanta tristeza, que los seres de tres corazones aparecieron muertos al día siguiente en la orilla, muertos por exceso de tristeza.
- Ellas nos los vieron porque estuvieron subidas en la alegría y no fueron al mar.
- Tres años después vinieron corrientes terribles llenas de tristeza, a duras penas Heidi y Sabine intentaron llegar al mar, cuando lo consiguieron y no encontraron a los seres de tres corazones, la dejaron en su corazón, tiritando de pena, todos temieron por sus vidas porque la tristeza les hizo enfermar gravemente, pero al fin se recuperaron y fueron por todo el mundo dejando en cada lugar un poco de tanta tristeza en recuerdo de los seres de tres corazones.
Firmado, Elena Pascual
sábado, 4 de abril de 2009
Poema XVI, de El reloj y la casa deshabitada
XVI
No mires detrás de los espejos,
no busques tu imagen de cristal,
no creas en el mundo de reflejos,
no le digas a nadie dónde estás.
No penetres en el reino fantasmal,
no empujes cicatrices de intelecto,
no alcances los matices de amplio tedio,
no dibujes en tus sueños tanto mal.
Anda, escapa, vuela, hazte portador
de tu visión, desliza flores fuera
de tu pena atormentada, y soñador
comprende mi talante. Del amar
no quieras vislumbrar el sueño,
pero si quieres visitarme, asómate.
Firmado: Elena Pascual
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miércoles, 1 de abril de 2009
CUENTO DE LOS SERES SIN TIEMPO
CUENTO DE LOS SERES SIN TIEMPO
- Fue durante las vacaciones. A primera hora de la tarde quedamos para dormir horas y horas y horas, incluso en un ocasión pasamos un día y medio entero durmiendo, no nos cansábamos, los sueños se mezclaban con las realidades, también podíamos intercambiárnoslos entre nosotros como los pensamientos.
- Creo que en una ocasión vi a Sebastián subido por la barandilla de la terraza desde la cama, pero hoy ya dudo, probablemente fue otro sueño.
- Se me llenan los ojos de lágrimas cuando pienso que aquella noche una estrella iluminaba el rostro de Sebastián tan profusamente que parecía que estaba en un teatro recitando un monólogo e inundado por la luz de los focos... también fue un sueño, ¡fue algo tan hermoso!
- Un día al despertar, comimos todo lo que teníamos en la despensa, estábamos extenuados de tanto dormir pero seguíamos teniendo sueño. Después intentamos hacer el amor y no pudimos, en parte porque teníamos sueño pero también porque el intercambio de pensamientos y de sueños nos hacía intercambiar nuestros roles masculinos y femeninos, positivos y negativos y nos sentimos desorientados, no lo quisimos reconocer ninguno de los dos, pero tampoco pudimos ocultarnos los pensamientos.
- Ah, pero qué maravillosos era hablarnos sin palabras.
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